Sin duda, la pandemia del COVID-19 ha forzado un cambio de paradigma en cuanto a la organización en el entorno laboral. Según datos de Eurostat, antes de 2019 solo alrededor del 5% de los europeos trabajaban desde casa de forma regular, una cifra que casi no había cambiado desde 2009. Sin embargo, las repercusiones de la pandemia produjeron un crecimiento y una aceleración inesperados, elevando la cifra hasta una media del 12,3% en 2021.
Pero no toda Europa respondió por igual. Los países del norte han estado tradicionalmente más adaptados al trabajo en remoto, por lo que esta tendencia no ha hecho más que afianzar a Finlandia en la cima de la lista de empleados que trabajan a distancia en los Estados miembros de la UE. Lo ha hecho, con un 25,1% de personas empleadas que generalmente trabajan de forma remota, según cifras de 2020 recogidas por una encuesta de Eurostat. Luxemburgo (23,1%) e Irlanda (21,5%) le siguen en el ranking. En el lado opuesto están los países de Europa del Este. Bulgaria (1,2 %), Rumanía (2,5 %), Croacia (3,1 %) y Hungría (3,6 %) que registraron las tasas más bajas de Europa.
Y, ¿por qué esta brecha? La razón puede estar ligada a diferentes circunstancias: diversidad de herramientas digitales e implementación de habilidades dentro de las organizaciones profesionales, diferencia en la capacidad de teletrabajar según los puestos de trabajo o incluso disparidades culturales en las organizaciones profesionales, “con una inclinación más tradicional en el sur de Europa”, según afirma el investigador de la UE, Xabier Goenaga.
Pese a las divergencias entre países europeos, lo que confirman los expertos es la persistencia a partir de ahora de modelos híbridos de teletrabajo, combinando unos días a la semana de trabajo en remoto con presencia física en la oficina. En ese sentido, un estudio realizado por el estadounidense McKinsey Global Institute, en 2020, afirmaba que “más del 20 por ciento de la fuerza laboral podría trabajar de forma remota de tres a cinco días a la semana con la misma eficacia que si trabajara desde una oficina”. La productividad ha sido, precisamente, una de las principales preocupaciones durante la rápida adaptación a la nueva realidad. Al respecto, el mismo estudio señaló cómo el 41% de los empleados encuestados dijo que era más productivo trabajando de forma remota que en la oficina. Además, se han reconocido otros beneficios del llamado ‘trabajo inteligente’ como son una mayor conciliación de la vida personal debido a la flexibilidad de horarios, la mejora de la sostenibilidad con la reducción del impacto de los desplazamientos y el transporte, o una mejor distribución regional de las oportunidades de trabajo, dando más opciones para acceder a posiciones bien remuneradas en áreas fuera de las grandes capitales urbanas.
Aunque sería ingenuo centrarse solo en los beneficios y olvidar los desafíos que presenta el trabajo a distancia. El ajuste de los procesos de trabajo en línea, con impacto tanto en la vida profesional como personal, ha sido considerable hasta el momento.
Empezando por la actualización de los protocolos de gestión, el uso de nuevas herramientas digitales de trabajo o el cambio en la interrelación de los empleados, sin olvidar la adecuación de nuevos espacios de trabajo. Tampoco hay que menospreciar la inmersión en las nuevas tecnologías y la informática, que se han convertido en un requisito imprescindible para la mayoría de los puestos de trabajo.
Teniendo en cuenta este escenario, el proyecto Working Smart Erasmus+ se presenta como una respuesta de las autoridades de la UE para impulsar y empoderar a los nuevos Gerentes/Asesores y MIPYME europeas responsables de implantar los nuevos procesos de trabajo inteligente, apoyándoles en la adquisición de competencias digitales y empresariales. Con este objetivo, la asociación compuesta por 6 organizaciones europeas de 5 Estados miembro (Francia, Italia, Grecia, Eslovenia y España) está trabajando para mejorar las habilidades del personal de recursos humanos, gerentes y propietarios de empresas. Concretamente, se busca permitir que este perfil de empleados decisivos diseñe los procesos de trabajo inteligente dentro de organizaciones públicas y privadas, ayudándoles a comprender los beneficios del trabajo a distancia y preparándolos para una gestión inteligente del trabajo. En este sentido, se desarrollará un programa de formación durante el proyecto, tendiendo puentes entre los mundos empresarial y educativo, y dando la oportunidad de acceder a las habilidades necesarias adaptadas al entorno profesional actual en 6 idiomas diferentes y accesibles de forma gratuita.
Los beneficios del trabajo inteligente son claros, solo necesitamos afrontar sus desafíos y adaptarnos a ellos. De esta forma, seremos capaces no sólo de ajustarnos a las futuras exigencias profesionales, sino de superar las emergencias o sucesivas situaciones desestabilizadoras que puedan surgir debido a la llamada permacrisis que parece que estamos viviendo en la actualidad.
Inmedia es partner del proyecto Working Smart Erasmus+ (2021 -2023)