Cómo descentralizar el turismo de Barcelona

Barcelona ha pasado en veinticinco años de ser un lugar más o menos atractivo por su clima temperado y vida nocturna a convertirse en una de las ciudades más deseadas por el turista global….

Barcelona ha pasado en veinticinco años de ser un lugar más o menos atractivo por su clima temperado y vida nocturna a convertirse en una de las ciudades más deseadas por el turista global. Ferias de renombre internacional, cruceros, start-ups, ciudadanos europeos en busca de oportunidades mejores que las que ofrece su país de origen… todos llegan a Barcelona atraídos por el turismo o generan atracción turística de rebote. ¿El resultado? Una poderosa entrada de recursos económicos, pero también cierta inevitable masificación, una subida de los precios y la gentrificación de algunos barrios. Se impone repensar el modelo de ciudad, además de liberar presión sobre aquellos puntos neurálgicos que necesitan oxigenarse rápidamente ofreciendo nuevos polos de atracción turística al visitante. Al menos desde el año 2012, el Ayuntamiento de Barcelona trabaja en la identificación de nuevos tractivos, a veces ocultos a los ojos del turista casual, para fomentar que sus paseos no se limiten a dar una vuelta por la Sagrada Familia o las Ramblas. La idea es repartir la riqueza que deriva del turismo por toda la ciudad, proponiendo a la vez visitas que a veces resultan sorprendentes hasta para los propios barceloneses. Y hay que hacerlo rápido: en 2015 se batió un nuevo récord turístico con casi 8’5 millones de viajeros que se alojaron en hoteles oficiales y regulados de la ciudad. Es más, un 40% de los turistas de Barcelona son repetidores, por lo que no se les pueden seguir proponiendo siempre los mismos atractivos. Parte del trabajo de identificación de puntos de interés realizado hasta el momento ya es visible en la web La meva Barcelona o descargando las apps de rutas del Ayuntamiento d Barcelona.

Inmedia Solutions forma parte de este esfuerzo, trabajando en la actualidad en la creación de diversas rutas por la Esquerra e l’Eixample, esa parte del Plan Cerdà donde en el pasado se concentraban los servicios que la alta burguesía no quería en el lado derecho del Eixample. Está claro que en las metrópolis conviven productos turísticos e intereses muy diversos, que no es lo mismo el que asiste al Mobile World Congress que el crucerista que llega al puerto con Grimaldi o con Balearia. Pero ese es precisamente el reto: conseguir crear focos turísticos de interés para un público heterogéneo.

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